YA
tenemos nueva PAC. Ha sido el resultado de una negociación a múltiples
bandas, que mejora en algunos aspectos la propuesta inicial de la Comisión Europea
y que, como primera reflexión, garantiza la continuidad de un marco común
para ordenar la actividad agraria en la Unión Europea ,
frente a las presiones de poderosos lobbys políticos y económicos, dentro y
fuera de Europa, para acabar con ella. Aunque eso si, tenemos una nueva PAC que
es cada vez menos común y también menos política, porque en la práctica se
limita a marcar unas pautas básicas de gestión presupuestaria para que, a
partir de ahí, cada Estado desarrolle sus propios criterios de aplicación,
bajo el eufemismo de la subsidiariedad.
Llegados a este punto, nos enfrentamos ahora, por
tanto, a un nuevo proceso político y administrativo a nivel nacional, que en
el caso de España obliga a consenso y compromiso entre el Gobierno central y
las comunidades autónomas, y entre todas las Administraciones y las
organizaciones agrarias que representamos a los verdaderos protagonistas de
toda esta historia: los hombres y mujeres que trabajan en la agricultura y la
ganadería, los verdaderos profesionales activos del sector.
En
UPA lo tenemos claro y así se lo hemos trasladado al Gobierno. Tenemos una
oportunidad histórica para poner las cosas en orden. En primer lugar, para
acabar de una vez por todas con los especuladores de subvenciones. Para ello,
solo es necesario no dejar dudas sobre la figura de agricultor activo,
destinatario exclusivo de las ayudas. Así conseguiríamos, además de justicia
en la gestión de recursos públicos, una mayor legitimación social de la PAC , porque la sociedad no entiende que el Ejército,
la Iglesia ,
la nobleza e incluso los aeropuertos o las instalaciones deportivas reciban
subvenciones como si fuesen agricultores o ganaderos. Y, además fijar un techo
razonable de ayudas máximas por perceptor.
De igual
modo, es el momento de extender el marco de apoyos a todos los sectores, sobre
todo en el caso de viñedo, frutas y hortalizas, y de gestionar con inteligencia
el margen de gestión presupuestaria entre los dos pilares de la PAC , además de incorporar
herramientas que contribuyan a equilibrar la cadena alimentaria.
El
proceso negociador a nivel nacional va a ser largo y complejo. El Gobierno
intentó, en vísperas de agosto, presentar como cerrado el consenso con las
comunidades autónomas, pero es consciente –o debería serlo– de que hay mucha
letra pequeña por negociar, cuyos efectos reales sobre el sector pueden variar
mucho en función de unas u otras soluciones. Por ello, UPA ARAGON está
manteniendo la máxima presión sindical, en Aragon, Madrid y Europa.
Nos
jugamos mucho, como sector y como país, porque en el fondo lo que se está
decidiendo es la viabilidad futura del modelo europeo de gestión de los
recursos, de producción agraria y consumo alimentario.